Escuela Hacienda Roses
Por: Lou Marie Cartagena Ortiz

Para poder realizar este trabajo investigativo entrevisté a la Sra. Carmen Andújar, empleada del comedor escolar de la Escuela Hacienda Roses y al Sr. Wilfredo Matías, estudiante de la Escuela Hacienda Roses desde los 5 años de edad hasta los 10 años. Cursó desde primer grado hasta sexto grado.
La Escuela Hacienda Roses estaba ubicada en el Barrio Don Alonso de Utuado. En un principio la escuela constaba de un salón y dentro del mismo salón se encontraba el comedor. Al principio la escuela tenía una matrícula pequeña. Solo habían dos maestros; una de las maestras se llamaba Blanca Tarrasa, y dos empleadas del comedor, la Sra. María Tarrasa, encargada del comedor y la Sra. Carmen Andújar, cocinera. La matricula fue creciendo y eventualmente construyeron dos salones adicionales. Los salones eran pequeños. Los pupitres de los estudiantes eran de madera, parecidos a los que existen hoy. La escuela estaba construida de madera y zinc y el piso era de cemento.

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Lugar donde se encontraba uno de los salones

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Sra. Carmen Andújar

El horario de clases era de 7:00 am a 3:00 pm. Por la mañana estudiaban los estudiantes de un grado y por la tarde estudiaban los estudiantes de otro grado. El maestro daba todas las clases a su grupo de estudiantes. Las clases que se daban eran español, ingles, ciencia, matemática y estudios sociales. Los estudiantes tenían libretas como las que existen ahora, de carpeta blanda blanca y negra, también tenían libros de las diferentes materias que provenían de los Estados Unidos. El camino para llegar a la escuela era de piedra y tierra. Los maestros y estudiantes llegaban a la escuela caminando, a caballo o en jeep. El comedor escolar era pequeño. No se hacía desayuno, solo se cocinaba el almuerzo. Se cocinaban menús criollos: arroz blanco, habichuelas, carne de pote y se servía leche en polvo. Los platos donde se servía la comida eran de lata. Los estudiantes sacaban quince minutos de sus clases para buscar agua en un balde en un río cercano a la escuela para que las empleadas del comedor hicieran el almuerzo.

El entrevistado Wilfredo Matías me relató que en esa época cuando él estudiaba en la escuela, se notaba entre los estudiantes el respeto que existía hacia los maestros y la figura de autoridad que estos representaban en los estudiantes. También me relató, que los padres le daban permiso a los maestros de golpear y castigar a los estudiantes con tal que estos respetaran y aprendieran, ya que en el salón, el maestro se convertía en su padre o madre. Los maestros castigaban a los estudiantes arrodillándolos en arena y colocaban a los estudiantes a mirar hacia la pared. Entre los juegos que jugaban los estudiantes en la hora del recreo estaban; burrito de yagrumo, que era un columpio hecho de palos gruesos, el palo ensebao, donde los estudiantes engrasaban el tubo de la bandera de la escuela para subir el palo ensebao, toqué palo, en el cual los estudiantes corrían hasta un punto y gritaban la frase “toqué palo” y el que llegara primero ganaba y doña Ana no está aquí, que lo jugaban las niñas.

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Sr. Wilfredo Matías

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Iglesia Metodista Misión del Poleo

La escuela dejó de operar en el 1964, ya que la matricula disminuyó. Los estudiantes fueron matriculados en las escuelas cercanas. Hoy día la escuela no existe y construyeron una iglesia llamada Iglesia Metodista de Puerto Rico Misión de Poleo. La escuela se encontraba en una montaña tan alta, que desde el lugar se ve el mar.

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